Cada 25 de abril, la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Marcos Evangelista, discípulo del apóstol San Pedro y autor del segundo Evangelio que aparece en el Nuevo Testamento.
San Marcos es patrono de la ciudad de Venecia (Italia), de los abogados y de quienes hacen vitrales.
El León Alado
Como al resto de Evangelistas, la tradición ha caracterizado a San Marcos con uno de los símbolos o figuras tomados de un conocido pasaje del libro del Apocalipsis, texto escrito por el apóstol San Juan. Dice la Escritura: «El primer Ser Viviente se parece a un león, el segundo a un toro, el tercero tiene un rostro como de hombre y el cuarto es como un águila en vuelo» (Ap 4, 7).
A San Marcos la tradición lo ha identificado simbólicamente con el león, el más fuerte entre los animales, representado además portando alas como si se tratase de un ave, con la muy probable intención de evocar elevación espiritual. La elección del león como figura parece aludir de manera directa a la forma como Marcos da inicio a su narración del Evangelio.
El inicio del relato evangélico
En primer lugar, Marcos nos presenta a Juan el Bautista, “la voz que clama en el desierto”, expresión que bien puede asociarse con la figura del león y su estruendoso rugido. En segundo lugar, el desierto al que alude el texto -en el que el Bautista predicó- es el que rodea al río Jordán, zona donde abundan las bestias y cuyo señor es el león.
El desierto, por lo demás, compone el paisaje de fondo que rodea siempre la vida (obras) y dichos de Jesús de Nazaret en su paso por la tierra.
Amistad y cercanía con los apóstoles Pedro y Pablo
San Marcos fue originario de la zona de Jerusalén y, como tal, perteneció al pueblo judío. En los Hechos de los Apóstoles, Marcos aparece acompañando a Pablo y a Bernabé, su primo, rumbo a Antioquía, en el primer viaje misionero. Después los acompañaría también a la ciudad de Roma, capital del imperio. Posteriormente, Marcos vuelve a aparecer pero esta vez separado de ellos, en Perga, desde donde retornaría a casa.
Más adelante, Bernabé también tomaría un rumbo distinto al de Pablo, en dirección a la isla de Chipre para reencontrarse con su primo, Marcos. Al parecer, como deja entrever el relato de San Lucas en los Hechos, el alejamiento de Marcos en ese viaje inicial no fue del total agrado de Pablo. Como sea, años después, el Apóstol de los gentiles y San Marcos se juntarían para emprender otro viaje misionero.
El Evangelista Marcos, cabe resaltar, también hizo un largo periplo junto a San Pedro, acompañándolo hasta Roma. Quien fuera el primer Papa solía referirse a él como “mi hijo”, evidenciando la relación de confianza y cercanía que se tenían ambos. Los frutos de esa estrecha amistad pueden verse en la manera como Marcos elabora su relato sobre la vida de nuestro Señor. El santo logró plasmar de manera notable el testimonio directo del mayor de los apóstoles, Pedro, incluso con el dramatismo de sus aciertos y sus caídas. Así, el Evangelio de Marcos contribuye enormemente a la comprensión de la divinidad de Jesús, gracias al énfasis puesto en cómo el Señor era capaz de perdonar y en su pedagogía, plasmada en cada uno de sus milagros.