La Parroquia de Santa Laura, ubicada en el amplio valle de Murrí, fue creada por decreto N°224 del 7 de junio de 2005, por Monseñor Ignacio Gómez Aristizábal y dedicada en ese momento a la beata Madre Laura Montoya Upegui, modelo de intrepidez. Beatificada el 25 de abril de 2004 por el Papa Juan Pablo II, nombrando como primer párroco al Padre Martín López Hernández y teniendo como sede, La Blanquita, vereda del corregimiento de Murrí- Frontino.
Años más tarde, la Iglesia reconoce las virtudes heroicas de la Madre Laura, que permearon la historia con su gran celo por anunciar a Jesús vivo a aquellos que eran considerados sin alma (los indígenas) y que para ella eran “su llaga” siendo una maestra de escuela se introdujo en la selva, y más concretamente en las selvas del Murrí, conducida por la fuerza del Espíritu de Dios y acompañada de sus hermanas, haciendo alarde en su actuar de la misión que recibió en el bautismo, es elevada a los altares y canonizada el 12 mayo de 2013, por el Papa Francisco. Por tanto, Monseñor Orlando Antonio Corrales García, con decreto N°279 del 29 de mayo de 2013, reforma el nombre de la parroquia, cambiando beata e introduciendo el apelativo de santa, quedando como “Parroquia Santa Laura Montoya Upegui”.
Desde antes de erigida la parroquia y hasta el día de hoy, cuenta con la presencia permanente de las hermanas Lauritas, quienes acompañan con el sacerdote, la pastoral parroquial. Actualmente cuenta con varios grupos, a saber: Acólitos, grupo juvenil “Ain Karem”, Legión de María y la catequesis presacramental; se resalta también, la vinculación con la “Mesa Interétnica para la Paz, donde se le acompaña con la orientación espiritual y pastoral. Con entusiasmo se asiste a la Institución Educativa Rural La Blanquita del Murrí, con 247 estudiantes y en la que, una de las hermanas religiosas, funge como rectora. La Blanquita, cuenta con un pequeño templete, en la entrada del caserío, dedicado a la Virgen del Carmen y al llegar, justo frente al colegio, hay un monumento dedicado a la Madre Laura.
Dios ha acompañado a su Pueblo desde antiguo y ha suscitado personas como la Madre Laura Montoya y otros tantos hombres y mujeres que desgastaron y siguen desgastando su vida por anunciarlo. Acompaña como un padre a sus hijos, y destella de su manantial cristalino, la bendición a su Pueblo. Se vale de muchos medios e instrumentos, para mostrar su gran benevolencia y su misericordia, “para con los pecadores y abatidos, venda sus heridas” (Sal. 147, 3). Y también como lo expresa el salmista: “como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles” (Sal. 103, 13). Pidamos a Santa Laura Montoya, nuestra patrona que nos ayude con su copiosa intercesión, para que todos podamos llegar un día al gozo inefable de la eternidad.