Por: Pbro. Yesid Salas Castrillon – Vicario de Pastoral
Este es el lema que viene propuesto, en nuestra programación pastoral, para este mes de octubre. Me agrada mucho tener este nuevo espacio para animar y acompañar la dinámica pastoral en la que viene entrando toda la Arquidiócesis, desde que Mons. Hugo Alberto ha decidido relanzar el plan de pastoral.
TODOS EN LA IGLESIA TENEMOS IGUAL DIGNIDAD es una afirmación que, en la práctica pastoral, nos debe llevar a ser conscientes de que todos, por estar bautizados, somos iguales en la Iglesia pero con funciones diferentes; todos, por estar bautizados, estamos llamados a ser discípulos-misioneros; todos, por estar bautizados, estamos llamados a edificar la Iglesia; todos, por estar bautizados, estamos llamados a la santidad; todos, por estar bautizados, somos corresponsables de la construcción del Reino de Dios.
Por tanto, nadie en la Arquidiócesis debería sentirse sólo, relegado o ignorado; todos en la Arquidiócesis deberíamos sentirnos llamados, por el enorme don de ser bautizados, a contribuir de alguna manera en su tarea propia que no es otra que el anuncio permanente del Evangelio, que es Jesucristo mismo.
La Iglesia, Pueblo Santo de Dios, por estar conformada por todos los bautizados, quienes gozamos de igual dignidad, está llamada a caminar en sinodalidad, (es decir, que todos en la comunidad de fe estamos invitados a ¨caminar juntos:¨ encontrarnos para orar juntos, reflexionar juntos, programar juntos, realizar la misión juntos, evaluar juntos, soñar, gozar y sufrir juntos ,etc.)
Además, Octubre, mes de las misiones y del rosario, con este bello y significativo lema nos debe animar a ser misioneros desde nuestra realidad concreta. Con cinco acciones puntuales podemos todos apoyar la misión: la oración, el ofrecimiento de alguna molestia por la propagación de la fe, el aporte económico, una vida de testimonio y, desde luego, con, y desde,la parroquia, (que está llamada a ser un centro de irradiación misionera EG 28), salir a hablar de Jesús.
Que Nuestra Señora del Rosario, primera Discípula-Misionera y Madre de todos los bautizados, nos acompañe en este renovado y exigido empeño por constituirnos en una Iglesia particular que sea y actúe como una verdadera ´´Comunidad Misionera´´(DA 168).